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Un Reino de Sombras
Morgan Rice


Reyes y Hechiceros #5
Una fantasía llena de acción que le encantará a los fans de las otras novelas de Morgan Rice, igual que a los fans de obras como The Inheritance Cycle de Christopher Paolini… Los fans de Ficción para Jóvenes Adultos devorarán este último trabajo de Rice y rogarán por más. The Wanderer, A Literary Journal (sobre El Despertar de los Dragones) ¡Las series Bestselling #1, con más de 400 calificaciones de cinco estrellas en Amazon! UN REINO DE SOMBRAS es el libro #5 en la serie de fantasía épica bestselling de Morgan Rice REYES Y HECHICEROS (que inicia con EL DESPERTAR DE LOS DRAGONES como descarga gratuita) En UN REINO DE SOMBRAS, Kyra se encuentra en medio de la capital en llamas siendo atacada por una manada de dragones y luchando por su vida. Con su amada tierra natal destruida, sin la protección de Las Flamas y con los troles invadiendo el país, Kyra debe ir de manera urgente a Marda para recuperar un arma mágica antes de que sea demasiado tarde; incluso si tiene que llegar hasta el corazón de la oscuridad. Duncan está atrapado junto con los otros en la capital en llamas y utiliza todas sus fuerzas para encontrar a sus hombres, planear un escape y reagrupar a sus fuerzas para atacar a Pandesia. Del otro lado del reino, Merk navega junto con la hija del Rey Tarnis por la Bahía de la Muerte, abandonando la Torre de Kos y dirigiéndose hacia la isla guerrera de Knossos. Perseguidos por Vesuvius y su ejército de troles y cruzando las aguas más peligrosas del mundo, saben que tienen pocas posibilidades de llegar a la isla y menos posibilidades de escapar. Dierdre y Marco sobreviven a la marejada que destruyó Ur solo para descubrir que su preciada ciudad está bajo el agua. Con todos sus seres queridos muertos o perdidos, deberán recuperar las fuerzas y viajar hacia la única persona que saben sigue con vida: Kyra. Mientras tanto, Alec navega de regreso a Escalon junto con la gente de las Islas Perdidas, sosteniendo la preciosa espada que puede cambiarlo todo. Pero nadie espera encontrar una tierra destruida, una tierra llena de dragones. Con su fuerte atmósfera y complejos personajes, UN REINO DE SOMBRAS es una dramática saga de caballeros y guerreros, de reyes y señores, de honor y valor, de magia, destino, monstruos y dragones. Es una historia de amor y corazones rotos, de decepción, ambición y traición. Es una excelente fantasía que nos invita a un mundo que vivirá en nosotros para siempre, uno que encantará a todas las edades y géneros. El libro #6 de REYES Y HECHICEROS se publicará pronto. Si pensaste que ya no había razón para vivir después de terminar de leer la serie El Anillo del Hechicero, te equivocaste. Morgan Rice nos presenta lo que promete ser otra brillante serie, sumergiéndonos en una fantasía de troles y dragones, de valor, honor, intrepidez, magia y fe en tu destino. Morgan ha logrado producir otro fuerte conjunto de personajes que nos hacen animarlos en cada página. … Recomendado para la biblioteca permanente de todos los lectores que aman la fantasía bien escrita. Books and Movie Reviews, Roberto Mattos (sobre El Despertar de los Dragones)





Morgan Rice

UN REINO DE SOMBRAS REYES Y HECHICEROS—lIBRO 5




Morgan Rice

Morgan Rice tiene el #1 en Г©xito en ventas como el autor mГЎs exitoso de USA Today con la serie de fantasГ­a Г©pica EL ANILLO DEL HECHICERO, compuesta de diecisiete libros; de la serie #1 en ventas EL DIARIO DEL VAMPIRO, compuesta de once libros (y contando); de la serie #1 en ventas LA TRILOGГЌA DE SUPERVIVENCIA, novela de suspenso post-apocalГ­ptica compuesta de dos libros (y contando); y de la nueva serie de fantasГ­a Г©pica REYES Y HECHICEROS, compuesta de cuatro libros (y contando). Los libros de Morgan estГЎn disponibles en audio y ediciones impresas, y las traducciones estГЎn disponibles en mГЎs de 25 idiomas.

¡TRANSFORMACIÓN (Libro #1 en El Diario del Vampiro), ARENA UNO (Libro #1 de la Trilogía de Supervivencia), LA SENDA DE LOS HÉROES (Libro #1 en el Anillo del Hechicero) y EL DESPERTAR DE LOS DRAGONES (Reyes y Hechiceros—Libro #1)  están todos disponibles como descarga gratuita!

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Elogios Dirigidos a Morgan Rice

“Si pensaste que ya no había razón para vivir después de terminar de leer la serie El Anillo del Hechicero, te equivocaste. En EL DESPERTAR DE LOS DRAGONES Morgan Rice nos presenta lo que promete ser otra brillante serie, sumergiéndonos en una fantasía de troles y dragones, de valor, honor, intrepidez, magia y fe en tu destino. Morgan ha logrado producir otro fuerte conjunto de personajes que nos hacen animarlos en cada página.… Recomendado para la biblioteca permanente de todos los lectores que aman la fantasía bien escrita.”

–-Books and Movie Reviews

Roberto Mattos



“EL DESPERTAR DE LOS DRAGONES funciona desde el principio…. Una fantasía superior…Inicia, como debe, con los problemas de una protagonista y se mueve de manera natural hacia un más amplio circulo de caballeros, dragones, magia y monstruos, y destino.… Todo lo que hace a una buena fantasía está aquí, desde soldados y batallas hasta confrontaciones con uno mismo….Un campeón recomendado para los que disfrutan de libros de fantasía épica llenos de poderosos y creíbles protagonistas jóvenes adultos.”

–-Midwest Book Review

D. Donovan, Comentarista de eBooks



“Una fantasía llena de acción que satisfará a los fans de las novelas anteriores de Morgan Rice, junto con fans de trabajos tales como THE INHERITANCE CYCLE de Christopher Paolini…. Los fans de Ficción para Jóvenes Adultos devorarán este trabajo más reciente de Rice y pedirán aún más.”

–-The Wanderer, A Literary Journal (sobre El Despertar de los Dragones)



“Una fantasía con espíritu que une elementos de misterio e intriga en su historia. A Quest of Heroes se trata del desarrollo de la valentía y sobre tener un propósito en la vida que llega al crecimiento, madurez, y excelencia… Para los que buscan aventuras fantásticas sustanciosas, los protagonistas, dispositivos y acciones proporcionan un vigoroso conjunto de encuentros que se enfocan bien en la evolución de Thor de un niño soñador a un joven adulto enfrentándose a probabilidades imposibles de sobrevivir….Sólo el inicio de lo que promete ser una serie épica para jóvenes adultos.”

--Midwest Book Review (D. Donovan, Comentarista de eBooks)



“EL ANILLO DEL HECHICERO tiene todos los ingredientes para un éxito instantáneo: tramas, contratramas, misterio, valientes caballeros, y relaciones crecientes llenas de corazones rotos, decepción y traiciones. Te mantendrá entretenido por horas, y satisfará a todas las edades. Recomendado para la biblioteca permanente de todos los lectores de fantasía.”

–-Books and Movie Reviews, Roberto Mattos



“En este primer libro lleno de acción en la serie de fantasía épica el Anillo del Hechicero (que ya cuenta con 14 libros), Rice les presenta a los lectores a un joven de 14 años llamado Thorgrin "Thor" McLeod, cuyo sueño es unirse a la Legión de Plata, los caballeros de élite que sirven al Rey…. La escritura de Rice es sólida y la premisa intrigante.”

--Publishers Weekly




Libros de Morgan Rice




REYES Y HECHICEROS


EL DESPERTAR DE LOS DRAGONES (Libro #1)


EL DESPERTAR DEL VALIENTE (Libro #2)


El PESO DEL HONOR (Libro #3)


UNA FORJA DE VALOR (Libro #4)


UN REINO DE SOMBRAS (Libro #5)


LA NOCHE DEL VALIENTE (Libro #6)




EL ANILLO DEL HECHICERO


LA SENDA DE LOS HÉROES (Libro #1)


UNA MARCHA DE REYES (Libro #2)


UN DESTINO DE DRAGONES (Libro #3)


UN GRITO DE HONOR (Libro #4)


UN VOTO DE GLORIA (Libro #5)


UNA POSICIГ“N DE VALOR (Libro #6)


UN RITO DE ESPADAS (Libro #7)


UNA CONCESIГ“N DE ARMAS (Libro #8)


UN CIELO DE HECHIZOS (Libro #9)


UN MAR DE ESCUDOS (Libro #10)


UN REINO DE ACERO (Libro #11)


UNA TIERRA DE FUEGO (Libro #12)


UN MANDATO DE REINAS (Libro #13)


UNA PROMESA DE HERMANOS (Libro #14)


UN SUEГ‘O DE MORTALES (Libro #15)


UNA JUSTA DE CABALLEROS (Libro #16)


EL DON DE LA BATALLA (Libro #17)




LA TRILOGГЌA DE SUPERVIVENCIA


ARENA UNO: SLAVERSUNNERS (Libro #1)


ARENA DOS (Libro #2)




EL DIARIO DEL VAMPIRO


TRANSFORMACIГ“N (Libro # 1)


AMORES (Libro # 2)


TRAICIONADA (Libro # 3)


DESTINADA (Libro # 4)


DESEADA (Libro # 5)


COMPROMETIDA (Libro # 6)


JURADA (Libro # 7)


ENCONTRADA (Libro # 8)


RESUCITADA (Libro # 9)


ANSIADA (Libro # 10)


CONDENADA (Libro # 11)












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Derechos de autor В© 2015 por Morgan Rice

Todos los derechos reservados. Excepto como permitido bajo el Acta de 1976 de EU de Derechos de Autor, ninguna parte de esta publicaciГіn puede ser reproducida, distribuida o transmitida en ninguna forma o medio, o guardada en una base de datos o sistema de recuperaciГіn, sin el permiso previo del autor.

Este ebook otorga licencia sГіlo para uso personal. Este ebook no puede ser revendido o pasado a otras personas. Si deseas compartir este libro con otra persona, por favor compra una copia adicional para cada destinatario. Si estГЎs leyendo este libro pero no lo compraste, o si no fue comprado sГіlo para tu uso, por favor regrГ©salo y compra tu propia copia. Gracias por respetar el trabajo duro de este autor.

Esta es una obra de ficciГіn. Los nombres, personajes, negocios, organizaciones, lugares, eventos, e incidentes son o producto de la imaginaciГіn del autor o usados de manera ficticia. Cualquier parecido con personas reales, vivas o muertas, es completa coincidencia.

Jacket image Copyright Algol, usado bajo licencia de Shutterstock.com.








“La vida no es más que una sombra andante, un pobre actor,
Que baila y se pavonea sobre el escenario,
Y después ya no se escucha más.”

В В В В --William Shakespeare, Macbeth






CAPГЌTULO UNO


El capitГЎn de la Guardia Real estaba apostado en su torre de vigilancia y miraba hacia los cientos de Guardianes debajo de Г©l, hacia todos los soldados jГіvenes bajo su mando que patrullaban Las Flamas, y suspirГі con resentimiento. Siendo un hombre digno de liderar batallones, el capitГЎn sintiГі que era un insulto para Г©l el estar posicionado en este lugar, en el lugar mГЎs recГіndito de Escalon y vigilando un grupo de criminales rebeldes a los que les decГ­an soldados. Estos no eran soldados; eran esclavos, criminales, muchachos, ancianos, los indeseables de la sociedad, todos enlistados para cuidar un muro de llamas que no habГ­a cambiado en mil aГ±os. No era mГЎs que una celda glorificada, y Г©l merecГ­a algo mejor. MerecГ­a estar en cualquier parte menos aquГ­, quizГЎ custodiando las puertas reales de Andros.

El capitГЎn mirГі hacia abajo de manera desinteresada mientras se desataba otra pelea, la tercera del dГ­a. Esta parecГ­a desarrollarse entre dos muchachos crecidos que peleaban por un pedazo de carne. Un grupo de muchachos gritando y animГЎndolos rГЎpidamente se puso alrededor de ellos. Esta era su Гєnica fuente de diversiГіn en este lugar. Estaban totalmente aburridos de pie mirando Las Flamas dГ­a tras dГ­a y con sed de sangre; y Г©l les permitГ­a divertirse. Si se mataban entre ellos, mucho mejor; esos serГ­an dos muchachos menos que vigilar.

Se escuchГі un grito mientras uno de los muchachos vencГ­a al otro, encajГЎndole una daga en el corazГіn. El muchacho se desplomГі mientras los otros vitoreaban su muerte y se lanzaban sobre su cuerpo para ver quГ© podГ­an encontrar. Esta al menos era una muerte rГЎpida y misericordiosa, mucho mejor que las muertes lentas que les esperaban a los otros. El victorioso se acercГі, empujГі a los demГЎs, se agachГі y tomГі el pedazo de pan del bolsillo del muerto y lo puso en el suyo de nuevo.

Tan solo era un dГ­a mГЎs en Las Flamas, y el capitГЎn ardГ­a con indignidad. Г‰l no se merecГ­a esto. HabГ­a cometido un error desobedeciendo en una ocasiГіn una orden directa, y como castigo lo habГ­an mandado a este lugar. Era injusto. Lo darГ­a todo por poder regresar y cambiar ese momento de su pasado. La vida, pensГі, podГ­a ser demasiado exigente, demasiado absoluta, demasiado cruel.

El capitán, aceptando su suerte, se dio la vuelta y observó de nuevo Las Flamas. Había algo en su constante crujir, incluso después de todos estos años, que le parecía atrayente y hasta hipnótico. Era como ver el rostro de Dios mismo. Mientras se perdía en el resplandor, pensó en la naturaleza de la vida. Todo parecía tan insignificante. Su puesto aquí—los puestos de todos estos muchachos—parecía tan insignificante. Las Flamas habían existido por miles de años y nunca morirían, y mientras siguieran ardiendo, la nación de troles nunca podría invadir.

Era como si Marda estuviera al otro lado del ocГ©ano. Si dependiera de Г©l, tomarГ­a a los mejores de estos muchachos y los pondrГ­a en otra parte de Escalon, en las costas, en donde realmente se les necesitaba, y les darГ­a muerte a todos los criminales entre ellos.

El capitГЎn perdiГі la nociГіn del tiempo como le pasaba a menudo, perdiГ©ndose en el resplandor de Las Flamas, y no fue sino hasta muy tarde en el dГ­a cuando se sobresaltГі poniГ©ndose en alerta. HabГ­a visto algo, algo que no podГ­a procesar, y se frotaba los ojos pensando que era una alucinaciГіn. Pero mientras miraba, lentamente se dio cuenta de que esto no era una ilusiГіn. El mundo estaba cambiando delante de sus ojos.

Lentamente, el constante crujir por el que habГ­a vivido cada momento desde que llegГі aquГ­, se detuvo. El calor que emanaba desde Las Flamas desapareciГі de repente haciГ©ndole sentir un escalofrГ­o, su primer escalofrГ­o real desde que habГ­a llegado a este lugar. Y entonces, al mirar, la columna de flamas brillantes rojas y naranjas, las que le habГ­an hecho arder los ojos iluminando dГ­a y noche sin cesar, habГ­an desaparecido por primera vez.

Desaparecieron.

El capitГЎn se frotГі los ojos de nuevo en confusiГіn. ВїEstaba soГ±ando? Delante de Г©l Las Flamas estaban bajando hacia el suelo como una cortina que caГ­a. Y un segundo despuГ©s, no quedГі nada en absoluto.

Nada.

El capitГЎn dejГі de respirar y el pГЎnico y la incredulidad empezaron a crecer dentro de Г©l. Por primera vez se encontrГі mirando hacia lo que habГ­a del otro lado: Marda. Era una visiГіn clara y sin obstrucciones. Era una tierra llena de negro; montaГ±as negras y desiertas, escarpadas rocas negras, tierra negra, y ГЎrboles negros y muertos. Era una tierra que nunca debiГі ver; una tierra que nunca nadie en Escalon debiГі ver.

Hubo un silencio aterrante mientras los muchachos debajo por primera vez dejaron de pelear entre ellos. Todos ellos, impactados, se voltearon boquiabiertos. El muro de flamas se habГ­a extinguido y, del otro lado de pie y mirГЎndolos con avaricia, estaba un ejГ©rcito de troles que llenaba la tierra hasta el horizonte.

Una naciГіn.

El corazГіn del capitГЎn se desplomГі. AhГ­, a unos pies de distancia, estaba una naciГіn de las bestias mГЎs desagradables, gigantescas, grotescas y deformes que habГ­a visto, todas blandiendo enormes alabardas y todas esperando pacientemente este momento. Millones de ellos los miraban pareciendo igual de impactados al darse cuenta de que nada los separaba de Escalon.

Las dos naciones se encararon mirГЎndose entre ellos, los troles con una mirada de victoria y los humanos en pГЎnico. DespuГ©s de todo, eran unos cientos de humanos contra un millГіn de troles.

Se escuchГі un grito que rompiГі el silencio. Este vino del lado de los troles, un grito de triunfo, y este fue seguido por un gran estruendo mientras los troles avanzaban. Se abalanzaron como una manada de bГєfalos, levantando sus alabardas y cortando las cabezas de muchachos congelados en pГЎnico que ni siquiera pudieron correr. Fue una oleada de muerte, una oleada de destrucciГіn.

El capitГЎn mismo se quedГі inmГіvil en su torre, muy aterrado como para sacar su espada mientras los troles ya iban hacia Г©l. Un momento despuГ©s sintiГі cГіmo caГ­a mientras la furiosa multitud derribaba su torre. CayГі sobre los brazos de los torres y gritГі al sentir que lo tomaban con sus garras y lo hacГ­an pedazos.

Y al encontrarse ahГ­ muriendo y sabiendo lo que se avecinaba sobre Escalon, un pensamiento final cruzГі por su mente: el muchacho que habГ­a sido apuГ±alado, que habГ­a muerto por un pedazo de pan, era el mГЎs afortunado de todos.




CAPГЌTULO DOS


Dierdre sentГ­a que sus pulmones eran aplastados mientras daba vueltas en la profundidad y desesperada por aire. TratГі de estabilizarse pero sin poder lograrlo debido a las masivas olas de agua que la hacГ­an girar una y otra vez. Deseaba respirar mГЎs que cualquier otra cosa en el mundo y su cuerpo gritaba por oxГ­geno, pero sabГ­a que tratar de respirar ahora significarГ­a su muerte.

CerrГі los ojos y llorГі, mezclando sus lГЎgrimas con el agua y preguntГЎndose cuГЎndo terminarГ­a este infierno. Su Гєnico consuelo fue el pensar en Marco. Lo habГ­a visto caer al agua junto con ella, lo habГ­a sentido tomarla de la mano y ahora lo buscaba por todas partes. Pero no encontrГі nada mГЎs que negrura y olas de espuma en la aplastante agua. PensГі que Marco ya deberГ­a estar muerto.

Dierdre deseaba llorar, pero el dolor derribГі cualquier pensamiento de autocompasiГіn de su mente y la hizo pensar solo en sobrevivir. Pero justo cuando pensГі que la ola no podrГ­a cobrar mГЎs fuerza, esta la empujГі contra el suelo una y otra vez atrapГЎndola con tal fuerza que sintiГі que el peso del mundo entero estaba sobre ella. SabГ­a que no sobrevivirГ­a.

PensГі que el morir aquГ­ en su ciudad natal y aplastada por una ola gigante creada por los caГ±ones de los Pandesianos era irГіnico. Hubiera elegido morir de cualquier otra forma. PensГі que podrГ­a arreglГЎrselas con cualquier clase de muerte; excepto ahogarse. No podГ­a soportar el dolor extremo, la agitaciГіn, el no poder abrir la boca y tomar una bocanada de aire que cada parte de su cuerpo deseaba con desesperaciГіn.

SintiГі que se volvГ­a mГЎs dГ©bil y que sucumbГ­a ante el dolor. Pero entonces y justo cuando sentГ­a sus ojos cerrarse, justo cuando sabГ­a que no podrГ­a soportar un segundo mГЎs, sintiГі que daba la vuelta y giraba rГЎpidamente hacia arriba arrojada por la ola con la misma fuerza con la que la habГ­a aplastado. Se dirigiГі rГЎpidamente hacia la superficie con el impulso de una catapulta, alcanzando a ver la luz solar y con la presiГіn lastimГЎndole los oГ­dos.

Para su sorpresa, un momento despuГ©s saliГі a la superficie. JadeГі tomando grandes bocanadas de aire y mГЎs agradecida de lo que nunca habГ­a estado en su vida. AbriГі la boca tratando de respirar y, un momento despuГ©s y para su terror, fue succionada debajo del agua de nuevo. Pero esta vez tuvo suficiente oxГ­geno para resistir un poco mГЎs y el agua no la empujГі tan profundo.

Pronto saliГі a la superficie de nuevo tomando otra bocanada de agua y antes de ser sumergida de nuevo. Era diferente en cada ocasiГіn, la ola se debilitaba y, al subir, sintiГі que la ola estaba llegando al final de la ciudad y se diluГ­a.

Dierdre pronto se encontrГі en los lГ­mites de la ciudad, pasando los grandes edificios que ahora estaban bajo el agua. Fue empujada bajo el agua una vez mГЎs pero esta vez fue capaz de abrir los ojos y ver todos los grandes edificios que una vez habГ­an estado erguidos. Vio montones de cuerpos flotando en el agua delante de ella como peces, cuerpos cuyas expresiones de muerte ella ya trataba de eliminar de su mente.

Finalmente y sin saber cuГЎnto tiempo habГ­a pasado, Dierdre saliГі a la superficie de una vez por todas. Fue lo suficientemente fuerte para pelear contra la Гєltima ola que tratГі de sumergirla, y con una Гєltima patada pudo mantenerse a flote. El agua del puerto habГ­a viajado demasiado lejos tierra adentro y no quedaba un lugar a dГіnde ir, y Dierdre pronto sintiГі que llegaba a un campo de cГ©sped mientras las aguas bajaban dirigiГ©ndose otra vez al mar y dejГЎndola sola.

Dierdre se quedГі boca abajo con el rostro sobre el hГєmedo cГ©sped y gimiendo por el dolor. SeguГ­a jadeando por el dolor en sus pulmones y disfrutando cada respiro profundo. DГ©bilmente logrГі voltear su cabeza para mirar por sobre su hombro, y se horrorizГі al ver que lo que habГ­a sido una gran ciudad ahora no era mГЎs que mar. Solo alcanzaba a mirar la punta de la torre de la campana que se elevaba unos cuantos pies, y se quedГі pasmada al recordar que solГ­a elevarse a cientos de pies en el aire.

Completamente exhausta, Dierdre por fin se rindiГі. DejГі caer su rostro en el suelo dejando que el dolor de lo que habГ­a sucedido ahГ­ la sobrecogiera. No podГ­a moverse.

Momentos despuГ©s se quedГі profundamente dormida, apenas viva en un campo remoto en una esquina del mundo. Pero de alguna manera, habГ­a sobrevivido.


*

“Dierdre,” dijo una voz acompañada de un gentil empujón.

Dierdre abriГі los ojos y se sorprendiГі al ver que ya bajaba el sol. Helada y con su ropa todavГ­a mojada, tratГі de recuperarse preguntГЎndose cuГЎnto tiempo llevaba ahГ­, preguntГЎndose si estaba viva o muerta. Pero entonces sintiГі la mano de nuevo tocГЎndole la espalda.

Dierdre mirГі hacia arriba y, con un gran alivio, vio que se trataba de Marco. SintiГі una gran alegrГ­a al saber que estaba vivo. Se miraba golpeado, demacrado y muy pГЎlido, y parecГ­a como si hubiera envejecido cien aГ±os. Pero seguГ­a vivo. De alguna manera habГ­a logrado sobrevivir.

Marco se arrodillГі a su lado, sonriГ©ndole pero mirГЎndola con ojos tristes, ojos que no brillaban con la vida que alguna vez habГ­an tenido.

“Marco,” le respondió ella débilmente y sorprendida por lo grave que estaba su voz.

Ella le mirГі una cortada en el rostro y, preocupada, estirГі la mano para tocarla.

“Te vez tan mal como yo me siento,” dijo ella.

Г‰l la ayudГі a levantarse y ella se puso de pie, con su cuerpo adolorido por todos los golpes, magulladuras, rasguГ±os y cortadas por todos sus brazos y piernas. Pero al menos pudo comprobar que no tenГ­a nada roto.

Dierdre respirГі profundo y se llenГі de valor para ver detrГЎs de ella. Tal como lo temГ­a, era una pesadilla: su amada ciudad habГ­a desaparecido en el mar y lo Гєnico que quedaba era una pequeГ±a parte de la torre de la campana. En el horizonte vio una flota de barcos negros Pandesianos que iban mГЎs y mГЎs profundo tierra adentro.

“No podemos quedarnos aquí,” dijo Marco con urgencia. “Ya vienen.”

“¿A dónde podemos ir?” preguntó ella sintiéndose desesperanzada.

Marco la mirГі con una expresiГіn en blanco claramente sin saber.

Dierdre mirГі hacia la puesta de sol tratando de pensar y con la sangre palpitГЎndole en los oГ­dos. Todos a los que conocГ­a y amaba estaban muertos. SintiГі que no le quedaba nada por quГ© vivir; ningГєn lugar a dГіnde ir. ВїA dГіnde podГ­as ir cuando tu ciudad natal habГ­a sido destruida, cuando todo el peso del mundo estaba cayendo sobre ti?

Dierdre cerrГі los ojos y sacudiГі la cabeza en desconsuelo deseando que todo desapareciera. SabГ­a que su padre estaba ahГ­ atrГЎs, muerto. Sus soldados estaba todos muertos. Personas a la que habГ­a conocido y amado toda su vida estaba todas muertas gracias a estos monstruos Pandesianos. Ahora no quedaba nadie que pudiera detenerlos. ВїCuГЎl era el sentido de continuar?

Dierdre, aunque quiso evitarlo, se echГі a llorar. Pensando en su padre, cayГі de rodillas sintiГ©ndose devastada. LlorГі y llorГі deseando morir tambiГ©n, deseando haber muerto, maldiciendo al cielo por permitirle seguir con vida. ВїPor quГ© no simplemente muriГі en esa ola? ВїPor quГ© no pudo simplemente ser asesinada junto con los demГЎs? ВїPor quГ© habГ­a recibido la maldiciГіn de la vida?

SintiГі una mano consoladora en el hombro.

“Está bien, Dierdre,” dijo Marco suavemente.

Dierdre se sobresaltГі, avergonzada.

“Lo siento,” dijo ella mientras lloraba. “Es solo que… mi padre… Ahora no tengo nada.”

“Lo has perdido todo,” dijo Marco también con voz pesada. “Y yo también. Tampoco deseo continuar. Pero tenemos que hacerlo. No podemos quedarnos aquí a morir. Esto los deshonraría. Deshonraría a todo por lo que vivieron y pelearon.”

En el largo silencio que le siguiГі, Dierdre lentamente se puso erguida al darse cuenta de que Г©l tenГ­a razГіn. AdemГЎs, al ver los ojos cafГ©s de Marco que la miraban con compasiГіn, se dio cuenta de que sГ­ tenГ­a a alguien; tenГ­a a Marco. TambiГ©n tenГ­a el espГ­ritu de su padre que la miraba desde arriba deseando que fuera fuerte.

Se obligГі a recuperar la confianza. TenГ­a que ser fuerte. Su padre hubiera querido que fuera fuerte. Se dio cuenta de que la autocompasiГіn no le ayudarГ­a en nada; y tampoco su muerte.

MirГі a Marco y pudo descubrir mГЎs que compasiГіn; tambiГ©n pudo ver el amor por ella en sus ojos.

Sin estar completamente consciente de lo que hacГ­a, Dierdre, con el corazГіn acelerado, se acercГі encontrando los labios de Marco en un beso inesperado. Por un momento sintiГі que era llevaba a otro mundo y que todas sus preocupaciones desaparecГ­an.

Sorprendida, se hizo para atrГЎs lentamente sin dejarlo de mirar. Marco se miraba igual de sorprendido. La tomГі de la mano.

Al hacerlo, ella se sintiГі llena de ГЎnimo y esperanza y pudo pensar con claridad de nuevo; entonces tuvo una idea. HabГ­a alguien mГЎs, un lugar a dГіnde ir, una persona a quiГ©n buscar.

Kyra.

Dierdre sintiГі una repentina oleada de esperanza.

“Sé a dónde debemos ir,” dijo emocionada y precipitadamente.

Marco la mirГі, confundido.

“Kyra,” dijo ella. “Podemos encontrarla. Ella nos ayudará. En donde sea que esté, está peleando. Podemos ayudarle.”

“¿Pero cómo sabes que sigue con vida?” preguntó él.

Dierdre negГі con la cabeza.

“No lo sé,” respondió. “Pero Kyra siempre sobrevive. Es la persona más fuerte que jamás he conocido.”

“¿En dónde está?” le preguntó.

Dierdre pensГі y recordГі que la Гєltima vez que habГ­a visto a Kyra se dirigГ­a hacia el norte, hacia la Torre.

“La Torre de Ur,” dijo ella.

Marco parecГ­a sorprendido; despuГ©s un rayo de optimismo pasГі por sus ojos.

“Ahí están los Observadores,” dijo él. “Al igual que otros guerreros. Estos hombres pueden pelear con nosotros.” Ella asintió con emoción. “Una buena opción,” añadió él. “Estaremos seguros en esa torre. Y si tu amiga está ahí, entonces mucho mejor. Está a un día de caminata desde aquí. Vámonos. Debemos movernos con rapidez.”

Г‰l la tomГі de la mano y, sin decir otra palabra, empezaron a avanzar. Dierdre se llenГі con un nuevo sentido de optimismo mientras se dirigГ­an hacia el bosque y, en alguna parte en el horizonte, hacia la Torre de Ur.




CAPГЌTULO TRES


Kyra se preparГі mientras se adentraba en un campo de fuego. Las flamas se elevaron en el cielo y bajaron con la misma rapidez, todas de diferentes colores y acariciГЎndola mientras caminaba con los brazos a los lados. SintiГі que su intensidad la abrazaba y envolvГ­a completamente. SabГ­a que caminaba hacia la muerte, pero no habГ­a otro camino.

Pero de alguna increГ­ble manera no sentГ­a ningГєn dolor. TenГ­a una sensaciГіn de paz, la sensaciГіn de llegar al final de su vida.

MirГі hacia adelante y, entre las flamas, vio a su madre que la esperaba en el otro extremo, en el lado opuesto del campo. Se sintiГі en paz al pensar que al fin estarГ­a en los brazos de su madre.

AquГ­ estoy, Kyra, la llamГі. Ven a mГ­.

Kyra observГі entre las llamas y apenas pudo distinguir el rostro de su madre, casi translГєcido, parcialmente oculto entre un muro de llamas que se elevaba. Se adentrГі mГЎs en las crujientes flamas y sin poder detenerse hasta que estuvo rodeada por todos lados.

Un rugido atravesГі el aire incluso elevГЎndose sobre el sonido del fuego, y mirГі hacia arriba impresionada al ver el cielo lleno de dragones. Volaban en cГ­rculo y chillaban y, mientras observaba, un inmenso dragГіn rugiГі y se dirigiГі justo hacia ella.

Kyra sintiГі que era la muerte viniendo por ella.

Mientras el dragГіn se acercaba extendiendo sus garras, de repente el suelo se abriГі debajo de ella y empezГі a caer dentro de la tierra, una tierra envuelta en llamas, un lugar del que ella sabГ­a nunca podrГ­a escapar.

Kyra abriГі los ojos con un sobresalto y respirando agitadamente. MirГі hacia los lados preguntГЎndose en dГіnde estaba y sintiendo dolor en todo su cuerpo. SintiГі dolor en su rostro y sus mejillas estaban palpitantes e hinchadas, y mientras levantaba la cabeza respirando con dificultad, descubriГі que su rostro estaba cubierto de lodo. Se dio cuenta de que estaba boca abajo sobre el lodo, y mientras se levantaba lentamente empujando con sus manos, se limpiГі el lodo del rostro y se preguntГі quГ© habГ­a pasado.

De repente un rugido atravesГі el aire, y Kyra sintiГі una oleada de terror al ver algo en el cielo que era muy real. El aire estaba lleno de dragones de todas formas y tamaГ±os y colores, todos dando vueltas, chillando, respirando fuego y enfurecidos. Mientras observaba, uno de ellos bajГі y arrojГі una columna de fuego directamente hacia el suelo.

Kyra mirГі hacia los lados tratando de reconocer el lugar y su corazГіn se detuvo al ver en dГіnde estaba: Andros.

Su memoria regresГі en un instante. HabГ­a estado volando encima de Theon en direcciГіn a Andros para salvar a su padre cuando fueron atacados en el cielo por una manada de dragones. Aparecieron repentinamente en el cielo, mordieron a Theon, y los habГ­an arrojado al suelo. Kyra descubriГі que habГ­a perdido la consciencia.

Ahora era despertada por una oleada de calor, espeluznantes chillidos, una capital en caos, y por una capital que estaba cubierta en llamas. Las personas corrГ­an por sus vidas en todas direcciones mientras una tormenta de fuego caГ­a sobre ellos. ParecГ­a como si el fin del mundo hubiera llegado.

Kyra escuchГі una respiraciГіn agitada y su corazГіn se desplomГі al ver que Theon estaba derribado cerca de ella, herido y con sangre saliГ©ndole por entre las escamas. Sus ojos estaban cerrados, su lengua estaba fuera de su boca y parecГ­a estar a punto de morir. La Гєnica razГіn por la que seguГ­an vivos era que estaban cubiertos por una montaГ±a de escombros. Debieron haber sido lanzados contra un edificio que se colapsГі encima de ellos. Al menos esto les habГ­a dado protecciГіn escondiГ©ndolos de los dragones en el cielo.

Kyra sabГ­a que tenГ­a que tomar a Theon y salir de allГ­ cuanto antes. No les quedaba mucho tiempo antes de ser descubiertos.

“¡Theon!” le gritó.

Se dio la vuelta haciendo un gran esfuerzo y al fin fue capaz de quitarse un pedazo de escombro que estaba sobre su espalda para liberarse. Entonces se dirigiГі con rapidez hacia Theon y empezГі a arrojar frenГ©ticamente el escombro que estaba sobre Г©l. Fue capaz de arrojar la mayorГ­a de las rocas, pero al empujar la roca mГЎs grande que lo mantenГ­a atrapado, no fue capaz de moverla. EmpujГі una y otra vez pero, sin importar cuanto lo intentaba, no pudo hacer que cediera.

Kyra corriГі hacia el rostro de Theon desesperada por despertarlo. Le acariciГі las escamas y lentamente, para su alivio, Theon abriГі los ojos. Pero volviГі a cerrar los ojos mientras ella lo sacudГ­a con mГЎs fuerza.

“¡Despierta!” demandó Kyra. “¡Te necesito!”

Los ojos de Theon se abrieron un poco otra vez y voltearon a verla. El dolor y furia en su mirada se suavizГі cuando pudo conocerla. TratГі de moverse, de levantarse, pero estaba claramente muy dГ©bil; la roca lo tenГ­a atrapado.

Kyra empujГі la roca con desesperaciГіn pero finalmente se echГі a llorar al ver que no podrГ­an moverla. Theon estaba atrapado. MorirГ­a aquГ­ al igual que ella.

Kyra, escuchando un rugido, mirГі hacia arriba y vio que un inmenso dragГіn con afiladas escamas verdes los habГ­a descubierto. RugiГі con furia y empezГі a bajar sobre ellos.

DГ©jame.

Kyra escuchГі una voz resonando en su interior. Era la voz de Theon.

EscГіndete. Vete lejos de aquГ­ mientras haya tiempo.

“¡No!” dijo ella estremeciéndose y rehusándose a dejarlo.

Vete, insistiГі Г©l. O ambos moriremos aquГ­.

“¡Entonces moriremos los dos!” gritó ella dejando que una valiente determinación la dominara. No abandonaría a su amigo. Nunca lo haría.

El cielo se oscureciГі y Kyra vio que el dragГіn estaba sobre ellos con las garras extendidas. AbriГі su boca mostrando filas de dientes afilados y ella supo que no sobrevivirГ­an. Pero no le importГі. No abandonarГ­a a Theon. La muerte podГ­a vencerla pero no la cobardГ­a. No temГ­a morir.

A lo Гєnico que le temГ­a era a no vivir correctamente.




CAPГЌTULO CUATRO


Duncan corriГі junto con los otros por las calles de Andros, cojeando pero haciendo su mejor esfuerzo por seguirle el paso a Aidan, Motley y a la joven que iba con ellos, Cassandra, mientras que el perro de Aidan, Blanco, lo animaba empujando sus talones. TomГЎndolo del brazo estaba su antiguo y leal comandante, Anvin, con Septin, su nuevo escudero a su lado, tratando de ayudarlo a seguir avanzando pero claramente estando tambiГ©n en mal estado. Duncan pudo ver que su amigo estaba muy herido, y se conmoviГі al pensar que habГ­a venido en tal estado desde tan lejos para liberarlo.

El desorganizado grupo corrГ­a por las calles destrozadas de Andros, con caos levantГЎndose en todos lados y teniendo las probabilidades de sobrevivir en contra. Por un lado, Duncan se sentГ­a aliviado por estar libre, feliz por volver a ver a su hijo otra vez, y agradecido de estar con todos ellos. Pero al mirar al cielo, sentГ­a que habГ­a dejado una celda para caer en una muerte segura. El cielo estaba lleno de dragones que volaban en cГ­rculos, que caГ­an sobre los edificios y pasaban sobre la ciudad arrojando sus terribles muros de fuego. Calles completas estaban cubiertas en fuego limitando el avance del grupo. Mientras perdГ­an una ruta tras otra, escapar de la ciudad parecГ­a cada vez menos probable.

Motley claramente conocГ­a estas calles muy bien y los guiaba con habilidad pasando por un callejГіn tras otro, encontrando atajos en todas partes y logrando esquivar a los grupos de soldados Pandesianos que eran la otra amenaza en su escape. Pero sin importar lo habilidoso que era, Motley no podГ­a evitar a los dragones, y mientras entraban en otro callejГіn se encontraron con que ya estaba en llamas. Se detuvieron al sentir el calor en sus rostros y retrocedieron.

Duncan, cubierto en sudor mientras retrocedГ­a, mirГі hacia Motley, pero no encontrГі consuelo al ver que, esta vez, Motley volteaba hacia todos lados con el rostro lleno de pГЎnico.

“¡Por aquí!” dijo finalmente Motley.

Se dio la vuelta y los guio por otro callejГіn apenas escapando de otro dragГіn que cubrГ­a el lugar en el que habГ­an estado con una nueva oleada de fuego.

Mientras corrГ­an, Duncan sentГ­a el dolor de ver su ciudad siendo destrozada, el lugar al que tanto habГ­a amado y defendido. No pudo evitar sentir que Escalon nunca recuperarГ­a su antigua gloria; que su tierra natal estaba arruinada para siempre.

Se escuchГі un grito y Duncan vio sobre su hombro que una docena de soldados Pandesianos los habГ­an descubierto. Los perseguГ­an por el callejГіn acercГЎndose cada vez mГЎs, y Duncan supo que no podrГ­an pelear contra ellos ni mucho menos huir. La salida de la ciudad aГєn estaba muy lejos y se les habГ­a acabado el tiempo.

Pero entonces se escuchГі un inmenso impacto, y Duncan vio cГіmo un dragГіn derribaba la torre de la campana del castillo con sus garras.

“¡Cuidado!” gritó.

Se arrojГі hacia adelante quitando a Aidan y a los otros del camino antes de que los restos de la torre cayeran sobre ellos. Un gran pedazo de piedra cayГі detrГЎs de Г©l con una explosiГіn ensordecedora levantando una gran nube de polvo.

Aidan mirГі hacia su padre con sorpresa y gratitud en sus ojos, y Duncan sintiГі una gran satisfacciГіn al ver que al menos habГ­a salvado la vida de su hijo.

Duncan escuchГі gritos apagados y se dio cuenta con gratitud de que la roca habГ­a bloqueado el camino de los soldados que los perseguГ­an.

Siguieron corriendo mientras Duncan trataba de seguir el paso, con su debilidad y heridas por el encarcelamiento limitando sus esfuerzos; estaba desnutrido, magullado y golpeado, y cada paso representaba un doloroso esfuerzo. Pero aun asГ­ se obligГі a continuar, al menos hasta lograr que su hijo y los demГЎs estuvieran a salvo. No podГ­a decepcionarlos.

Pasaron por una esquina angosta y llegaron a una bifurcaciГіn en el camino. Se detuvieron y todos miraban a Motley.

“¡Tenemos que salir de esta ciudad!” le gritó Cassandra a Motley claramente frustrada. “¡Y tú no sabes hacia dónde vas!”

Motley mirГі hacia izquierda y derecha claramente confundido.

“Solía haber un burdel en este callejón,” dijo mirando hacia la derecha. “Lleva hacia la parte posterior de la ciudad.”

“¿Un burdel?” replicó Cassandra. “Ya veo que tienes buenas compañías.”

“No importa las compañías que tenga,” añadió Anvin, “mientras podamos salir de aquí.”

“Tan solo esperemos que no esté bloqueado,” añadió Aidan.

“¡Vamos!” gritó Duncan.

Motley empezГі a correr de nuevo girando hacia la derecha, sin condiciГіn y respirando con dificultad.

Los demГЎs giraron y lo siguieron, todos poniendo sus esperanzas en Motley mientras avanzaban por los callejones traseros de la capital.

Giraron una y otra vez hasta que finalmente llegaron hasta un pequeГ±o arco de piedra. Se agacharon corriendo debajo de Г©l y, al pasar al otro lado, Duncan sintiГі alivio al ver que veГ­a el campo abierto. Se emocionГі al ver en la distancia la puerta trasera de Andros y las llanuras y desierto detrГЎs de ella. Justo del otro lado de la puerta estaban una docena de caballos Pandesianos atados, claramente abandonados por sus jinetes muertos.

Motley sonriГі.

“Se los dije,” dijo él.

Duncan corriГі junto con los otros aumentando la velocidad, sintiendo que era Г©l mismo otra vez y sintiendo una nueva oleada de esperanza; cuando de repente escuchГі un grito que le atravesГі el alma.

Se detuvo inmediatamente, escuchando.

“¡Esperen!” les gritó a los otros.

Todos se detuvieron y voltearon a verlo como si hubiera perdido la cabeza.

Duncan se quedГі de pie, esperando. ВїPodrГ­a ser? PodГ­a jurar que habГ­a escuchado la voz de su hija, Kyra. ВїHabГ­a sido una alucinaciГіn?

Por supuesto que debiГі habГ©rselo imaginado. ВїCГіmo serГ­a posible que estuviera aquГ­ en Andros? Ella estaba del otro lado de Escalon, sana y salva en la Torre de Ur.

Pero aun asГ­ no pudo seguir avanzando despuГ©s de escucharlo.

Se quedГі inmГіvil, esperando; y entonces lo escuchГі de nuevo. SintiГі un escalofrГ­o en todo su cuerpo. Esta vez estaba seguro. Era Kyra.

“¡Kyra!” gritó él abriendo los ojos.

Sin pensarlo, les dio la espalda a los demГЎs y a la salida y regresГі hacia la ciudad en llamas.

“¿¡A dónde vas!?” gritó Motley detrás de él.

“¡Kyra está aquí!” dijo mientras corría. “¡Y está en peligro!”

“¿Estás loco?” dijo Motley alcanzándolo y tomándolo del hombro. “¡Te diriges a una muerte segura!”

Pero Duncan, determinado, se quitГі la mano de Motley y siguiГі corriendo.

“Una muerte segura,” respondió, “sería el darle la espalda a la hija que amo.”

Duncan no se detuvo mientras pasaba solo por un callejГіn, corriendo hacia la muerte y hacia la ciudad en llamas. SabГ­a que significarГ­a su muerte. No le importaba. Lo Гєnico que importaba era ver a Kyra de nuevo.

Kyra, pensГі. EspГ©rame.




CAPГЌTULO CINCO


El SantГ­simo y Supremo Ra estaba sentado en su trono dorado en la capital, en el centro de Andros, y miraba hacia la cГЎmara llena con sus generales, esclavos, y suplicantes, mientras frotaba sus manos en los respaldos del trono ardiendo con insatisfacciГіn. SabГ­a que debГ­a sentirse satisfecho y victorioso despuГ©s de todo lo que habГ­a conseguido. DespuГ©s de todo, Escalon habГ­a sido el Гєltimo bastiГіn de libertad en el mundo, el Гєltimo lugar en su imperio que no estaba en completa subyugaciГіn, y en los Гєltimos dГ­as habГ­a logrado que sus fuerzas pasaran por una de las rutas mГЎs famosas de todos los tiempos. CerrГі los ojos y sonriГі al recordar pasar por la Puerta del Sur sin ningГєn impedimento, arrasar con las ciudades del sur de Escalon, y crear un trayecto al norte hasta llegar a la capital. SonriГі al pensar que este paГ­s, que en alguna ocasiГіn habГ­a sido fructГ­fero, ahora no era mГЎs que un gigantesco cementerio.

SabГ­a que el norte de Escalon habГ­a tenido una suerte similar. Sus flotas habГ­an logrado inundar la gran ciudad de Ur haciendo que ahora solo quedara la memoria. En la costa este sus flotas habГ­an tomado el Mar de las LГЎgrimas y habГ­an destrozado todas las ciudades portuarias de la costa, empezando con Esephus. Casi todo rincГіn de Escalon ya estaba en sus manos.

Pero mГЎs que nada, el comandante rebelde que habГ­a empezado todo esto, Duncan, ahora estaba en una celda como prisionero de Ra. Ahora, mientras Ra veГ­a el sol elevarse por la ventana, se llenГі de emociГіn con la idea de llevar personalmente a Duncan a la horca. Г‰l mismo jalarГ­a la cuerda y lo verГ­a morir. SonriГі al pensarlo. Este serГ­a un excelente dГ­a.

La victoria de Ra estaba completa en todos los frentes; pero aun asГ­ no se sentГ­a satisfecho. Ra trataba de ver dentro de sГ­ mismo para entender este sentimiento de insatisfacciГіn. TenГ­a todo lo que deseaba. ВїQuГ© era lo que lo molestaba?

Ra nunca se habГ­a sentido satisfecho, ni en ninguna de sus campaГ±as ni en toda su vida. Siempre habГ­a algo que ardГ­a en su interior, un deseo de tener mГЎs y mГЎs. Incluso ahora podГ­a sentirlo. ВїQuГ© mГЎs podГ­a hacer para satisfacer sus deseos? se preguntaba. ВїQuГ© hacer para que su victoria se sintiera mГЎs completa?

Lentamente pensГі en un plan. PodГ­a matar a cada hombre, mujer y niГ±o que quedara en Escalon. PodrГ­a primero violar a las mujeres y torturar a los hombres. SonriГі aГєn mГЎs. SГ­, eso ayudarГ­a. De hecho, podГ­a empezar justo ahora.

Ra mirГі hacia sus consejeros, cientos de sus mejores hombres que se inclinaban ante el con las cabezas bajas y sin atreverse a verlo a los ojos. Todos miraban hacia el suelo en silencio como era debido. DespuГ©s de todo, eran afortunados de estar en la presencia de un dios.

Ra se aclarГі la garganta.

“Tráiganme a las diez mujeres más hermosas que queden en Escalon cuanto antes,” ordenó con una voz profunda que hizo eco en la cámara.

Uno de sus sirvientes bajo la cabeza hasta que casi tocГі el piso de mГЎrmol.

“¡Sí, mi señor!” dijo mientras daba la vuelta y salía corriendo.

Pero mientras el sirviente iba hacia la puerta esta se abriГі primero y otro sirviente entrГі en la cГЎmara, frenГ©tico, corriendo directamente hacia el trono de Ra. Todos los demГЎs en la sala se quedaron sin aliento, horrorizados por la afrenta. Nunca nadie se atrevГ­a a entrar en la habitaciГіn y mucho menos acercarse a Ra sin una invitaciГіn formal. Hacerlo significaba una muerte segura.

El sirviente se arrojГі boca abajo al suelo y Ra lo mirГі con disgusto.

“Mátenlo,” ordenó.

Inmediatamente varios de sus soldados se acercaron y tomaron al hombre. Lo arrastraban y mientras lo hacían este se retorció y gritó: “¡Espera, mi grandioso Señor! ¡Traigo noticias urgentes, noticias que debes escuchar cuanto antes!”

Ra dejГі que arrastraran al hombre sin importarle las noticias. El hombre se sacudiГі todo el camino y cuando estaba a punto de pasar por la puerta, gritГі:

“¡Duncan ha escapado!”

Ra, sintiendo un repentino impacto, levantГі su palma derecha. Sus hombres se detuvieron sosteniendo al mensajero en la puerta.

Frunciendo el ceГ±o, Ra lentamente procesГі la noticia. Se levantГі y respirГі profundo. BajГі por los escalones de marfil uno a la vez mientras sus botas doradas hacГ­an eco al atravesar toda la cГЎmara. HabГ­a un silencio lleno de tensiГіn en la habitaciГіn hasta que finalmente se detuvo frente al mensajero. Ra pudo sentir la furia creciendo dentro de Г©l con cada paso que daba.

“Dímelo de nuevo,” ordenó Ra con voz oscura y siniestra.

El mensajero se estremeciГі.

“Lo siento mucho, mi grande y sagrado Supremo Señor,” dijo con voz temblorosa, “pero Duncan ha escapado. Alguien lo ha rescatado de los calabozos. ¡Nuestros hombres lo persiguen por la capital mientras hablamos!”

Ra sintiГі que su rostro se enrojeciГі sintiendo un fuego dentro de Г©l. ApretГі los puГ±os. No lo permitirГ­a. No permitirГ­a que le robaran la Гєltima pieza de su satisfacciГіn.

“Gracias por traerme estas noticias,” dijo Ra.

Ra sonriГі y por un momento el mensajero pareciГі relajado e incluso empezГі a sonreГ­r y llenarse de orgullo.

Ra sГ­ lo recompensГі. Dio un paso hacia adelante y lentamente puso sus manos alrededor del cuello del hombre y empezГі a apretar. Los ojos del hombre se le hinchaban en la cabeza mientras tomaba las muГ±ecas de Ra; pero no fue capaz de escapar. Ra sabГ­a que no lo lograrГ­a. DespuГ©s de todo, Г©l solo era un hombre, y Ra era el grande y sagrado Ra, el Hombre Que Una Vez Fue Dios.

El hombre cayГі al suelo, muerto. Pero esto le dio a Ra muy poca satisfacciГіn.

“¡Hombres!” gritó Ra.

Sus comandantes prestaron atenciГіn y lo miraron con miedo.

“¡Sellen cada salida de la ciudad! Manden a todos los soldados que tenemos a encontrar a Duncan. Y mientras lo hacen, maten a cada hombre, mujer y niño que quede en esta ciudad de Escalon. ¡VAYAN!”

“¡Sí, Supremo Señor!” respondieron los hombres al mismo tiempo.

Todos salieron corriendo de la habitaciГіn tropezando uno con otro, todos tratando de seguir las Гіrdenes de su amo mГЎs rГЎpido que los demГЎs.

Ra se dio la vuelta, hirviendo, mientras cruzaba solo la ahora vacГ­a habitaciГіn. SaliГі hacia un ancho balcГіn que permitГ­a ver toda la ciudad.

Ra saliГі y sintiГі el aire fresco mientras veГ­a la ciudad en caos debajo. Vio con alegrГ­a que sus soldados ocupaban la mayor parte de ella. Se preguntГі en dГіnde estarГ­a Duncan. TenГ­a que reconocer que lo admiraba; tal vez incluso hasta veГ­a algo de Г©l mismo en Г©l. Pero aun asГ­ Duncan sabrГ­a lo que significaba desafiar al grandioso Ra. AprenderГ­a a aceptar con gracia la muerte. AprenderГ­a a someterse como el resto del mundo.

Se empezaron a escuchar gritos y Ra vio que sus soldados empezaban a apuГ±alar con espadas y lanzas a hombres, mujeres y niГ±os por la espalda. Siguiendo sus Гіrdenes, las calles empezaron a llenarse de sangre. Ra suspirГі consolГЎndose con esto y obteniendo un poco de satisfacciГіn. Todos estos Escalonianos aprenderГ­an. Era lo mismo en cualquier lugar a donde iba, en cualquier paГ­s que conquistaba. PagarГ­an por los pecados de su comandante.

Pero un sonido repentino cruzГі por el aire incluso por encima de los gritos, y esto sacГі a Ra de su ensimismamiento. No podГ­a comprender de quГ© se trataba o por quГ© lo habГ­a perturbado tanto. Fue un sonido grave y bajo semejante a un trueno.

Justo cuando se preguntaba si en realidad lo habГ­a escuchado, se escuchГі de nuevo con mГЎs fuerza y se dio cuenta de que no venГ­a del suelo, sino del cielo.

Ra mirГі hacia arriba perplejo, examinando las nubes en confusiГіn. El sonido vino una y otra vez y entonces supo que no eran truenos. Era algo mucho mГЎs tenebroso.

Mientras examinaba las nubes grises, Ra de repente vio algo que nunca olvidarГ­a. ParpadeГі al creer que lo habГ­a imaginado. Pero sin importar las veces que cerraba los ojos, eso seguГ­a allГ­.

Dragones. Una manada entera.

Bajaron sobre Escalon extendiendo alas y garras y respirando llamas de fuego. Volaban directamente hacia Г©l.

Antes de que pudiera procesarlo, cientos de sus soldados ya estaban siendo quemados debajo, gritando al quedar atrapados en las columnas de fuego. Cientos mГЎs gimieron mientras los dragones los despedazaban.

Mientras se quedГі inmГіvil por el pГЎnico y la incredulidad, un enorme dragГіn se dirigiГі hacia Г©l. ApuntГі hacia su balcГіn levantando las garras y bajГі.

Un momento despuГ©s ya estaba cortando la piedra en dos y errando por solo un poco gracias a que se agachГі. Ra, en pГЎnico, sintiГі que la piedra empezaba a derrumbarse debajo de Г©l.

Momentos despuГ©s sintiГі que caГ­a retorciГ©ndose y gritando hacia los pisos de abajo. HabГ­a pensado que era intocable, mГЎs grande que cualquier otra cosa.

Pero despuГ©s de todo, la muerte lo habГ­a encontrado.




CAPГЌTULO SEIS


Kyle girГі su bastГіn con todas sus fuerzas, exhalaba por el cansancio mientras golpeaba tanto a soldados Pandesianos como a troles que se le acercaban por todos lados. Derribaba a hombres y troles a diestra y siniestra mientras espadas y alabardas chocaban con su bastГіn haciendo que chispas volaran en todas direcciones. Aunque los estaba venciendo, ya podГ­a sentir un dolor profundo en sus hombros. Ya habГ­a estado peleando por horas, y ahora que estaba rodeado, sabГ­a que su situaciГіn era alarmante.

Al principio, los Pandesianos y los troles peleaban entre ellos dejГЎndolo pelear con quien Г©l quisiera, pero al ver que Kyle derribaba a todos a su alrededor, se dieron cuenta de que lo mejor era unirse para pelear contra Г©l. Por un momento los Pandesianos y los troles dejaron de tratar de matarse entre ellos y se enfocaron en matarlo a Г©l.

Mientras Kyle atacaba y derribaba a tres troles, un Pandesiano se escabullГі por detrГЎs y cortГі el estГіmago de Kyle con su espada. Kyle gritГі y se retorciГі por el dolor tratando de evitar que fuera grave, pero aun asГ­ sangraba. Al mismo tiempo y antes de que pudiera contraatacar, un trol levantГі su mazo y golpeГі a Kyle en el hombro, derribando el bastГіn de su mano y haciГ©ndolo caer de rodillas y manos.

Kyle se arrodillГі sintiendo un dolor intenso en su hombro y tratando de recuperar el aliento. Antes de que pudiera recuperarse, un trol mГЎs se acercГі y lo pateГі en el rostro arrojГЎndolo de espaldas al suelo.

Un Pandesiano entonces dio un paso tomando su lanza, la levantГі en lo alto con ambas manos, y la bajГі hacia la cabeza de Kyle.

Kyle, no estando listo para morir, girГі quitГЎndose del camino y la lanza cayГі sobre el suelo justo a un lado de su rostro. SiguiГі rodando, se puso de pie y, mientras dos troles mГЎs lo atacaban, tomГі una espada del suelo y los apuГ±alГі al darse la vuelta.

Mientras varios mГЎs empezaron a rodearlo, Kyle rГЎpidamente tomГі su bastГіn y los derribГі a todos, peleando como un animal acorralado mientras se formaba un cГ­rculo a su alrededor. Se quedГі inmГіvil respirando agitadamente y con sangre saliГ©ndole del labio mientras sus enemigos lo rodeaban mГЎs y mГЎs con sangre en sus ojos.

El dolor en su estГіmago y hombro era insoportable. Kyle tratГі de ignorarlo para poder concentrarse. SabГ­a que se enfrentaba a una muerte inminente, pero se consolГі con el hecho de que habГ­a rescatado a Kyra. Eso habГ­a hecho que todo valiera la pena y estaba dispuesto a pagar el precio.

MirГі hacia el horizonte y se consolГі al ver que habГ­a logrado escapar de todo esto cabalgando en Andor. Se preguntГі si estaba a salvo y orГі por que lo estuviera.

Kyle habГ­a peleado valientemente por horas, un hombre contra dos ejГ©rcitos, y habГ­a matado a miles de ellos. Pero ahora sabГ­a que estaba muy dГ©bil para continuar. Simplemente habГ­a demasiados de ellos y sus nГєmeros parecГ­an nunca acabar. Se habГ­a colocado en medio de una guerra; los troles invadГ­an la tierra desde el norte mientras los Pandesianos aparecГ­an desde el sur, y ya no podГ­a seguir peleando con ambos.

Kyle sintiГі un dolor repentino en las costillas cuando un trol se acercГі por detrГЎs y lo golpeГі en la espalda con el mango de su hacha. Kyle girГі su bastГіn cortando al trol en la garganta y derribГЎndolo; pero al mismo tiempo dos soldados Pandesianos avanzaron y lo golpearon con sus escudos. El dolor en su cabeza era agobiante y Kyle cayГі al suelo esta vez sabiendo que no podrГ­a levantarse. Estaba muy dГ©bil para continuar.

Kyle cerrГі los ojos y por su mente pasaron imГЎgenes de su vida. Vio a todos los Observadores, personas con las que habГ­a servido por dГ­as, y vio a todos los que habГ­a conocido y amado. MГЎs que nada, vio el rostro de Kyra. Lo Гєnico que lamentaba era que no podrГ­a volver a verla antes de morir.

Kyle mirГі hacia arriba y vio que tres horribles troles se acercaban levantando sus alabardas. SabГ­a que era el final.

Mientras las bajaban hacia Г©l, pudo enfocarse en todo. Fue capaz de escuchar el sonido del viento, de oler el aire fresco. Por primera vez en siglos, se sintiГі realmente vivo. Se preguntГі por quГ© nunca antes habГ­a podido realmente apreciar la vida hasta ahora que estaba a punto de morir.

Mientras Kyle cerraba los ojos y se preparaba para recibir la muerte, de repente un rugido atravesГі el cielo. Lo despertГі de su ensimismamiento. ParpadeГі y mirГі hacia arriba para ver algo que salГ­a por entre las nubes. Al principio Kyle pensГі que eran ГЎngeles que venГ­an a llevarse su cuerpo muerto.

Pero entonces vio que los troles estaban congelados en confusiГіn examinando el cielo; Kyle supo que era real. Era algo diferente.

Y entonces, al alcanzar a ver de lo que se trataba, su corazГіn se detuvo.

Dragones.

Una manada de dragones bajaban en cГ­rculos, furiosos y respirando fuego. Descendieron rГЎpidamente extendiendo los talones y arrojando llamas y, sin avisar, matando a cientos de soldados y troles a la vez. Una oleada de fuego cayГі extendiГ©ndose y, en solo segundos, los troles encima de Kyle se convirtieron en cenizas. Kyle, al ver que se acercaban las llamas, tomГі un gran escudo de cobre que estaba a su lado y se escondiГі debajo de este. El calor fue tan intenso al pasar sobre Г©l que casi le quemГі las manos; pero no lo soltГі. Los troles y soldados muertos cayeron encima de Г©l, y sus armaduras lo protegieron todavГ­a mГЎs mientras llegaba otra oleada de fuego mГЎs poderosa. De manera irГіnica, ahora estos soldados y troles lo salvaban de la muerte.

Г‰l se aferrГі, sudando y apenas resistiendo el calor mientras los dragones bajaban una y otra vez. Sin poder resistirlo mГЎs, se desmayГі rogando por que no fuera quemado vivo.




CAPГЌTULO SIETE


Vesuvius estaba en la orilla del desfiladero junto a la Torre de Kos, mirando las olas romperse del Mar de los Lamentos y el vapor que se elevaba desde donde la Espada de Fuego habГ­a sido hundida; tenГ­a una gran sonrisa. Lo habГ­a logrado. La Espada de Fuego ya no era mГЎs. Les habГ­a robado a la Torre de Kos y a Escalon su artefacto mГЎs apreciado. HabГ­a acabado con Las Flamas de una vez por todas.

Vesuvius estaba radiante de emociГіn. Su palma aГєn le dolГ­a despuГ©s de haber tocado la Espada de Fuego y, al observarla, vio que la insignia le habГ­a quedado marcada. PasГі uno de sus dedos por las cicatrices frescas sabiendo que las tendrГ­a para siempre como prueba de su Г©xito. El dolor era sobrecogedor, pero se obligГі a sacarlo de su mente y a no dejar que lo molestara. De hecho, habГ­a aprendido a disfrutar el dolor.

Finalmente y despuГ©s de varios siglos, su pueblo por fin tendrГ­a lo que merecГ­a. Ahora ya no estarГ­an relegados a Marda, a las orillas al norte del imperio y a una tierra infГ©rtil. Ahora tendrГ­an su venganza despuГ©s de estar atrapados tras el muro de fuego, inundarГ­an Escalon y lo harГ­an pedazos.

Su corazГіn se acelerГі con tan solo pensarlo. Ya estaba ansioso por darse la vuelta, cruzar el Dedo del Diablo, regresar al continente y encontrarse con su pueblo en medio de Escalon. La naciГіn entera de troles se reunirГ­a en Andros, y juntos destruirГ­an para siempre cada rincГіn de Escalon. Se convertirГ­a en el nuevo paГ­s de los troles.

Pero mientras Vesuvius estaba de pie mirando las olas y el lugar en el que se habГ­a hundido la espada, algo le molestaba. MirГі hacia el horizonte examinando las aguas negras de la BahГ­a de la Muerte y sentГ­a que faltaba algo, algo que hacГ­a que su satisfacciГіn fuera incompleta. Al mirar hacia el horizonte, en la distancia, vio un pequeГ±o barco de velas blancas que navegaba en la BahГ­a de la Muerte. Navegaba hacia el oeste alejГЎndose del Dedo del Diablo. Al verlo avanzar, supo que algo no estaba bien.

Vesuvius se dio la vuelta y mirГі hacia arriba hacia la Torre. Estaba vacГ­a. Sus puertas estaban abiertas. La Espada lo habГ­a estado esperando. Los guardas la habГ­an abandonado. HabГ­a sido muy sencillo.

ВїPor quГ©?

Vesuvius sabГ­a que Merk el asesino habГ­a estado tras la Espada; lo habГ­a estado siguiendo por el Dedo del Diablo. ВїPor quГ© la abandonarГ­a? ВїPor quГ© se alejaba navegando a travГ©s de la BahГ­a de la Muerte? ВїQuiГ©n era esa mujer que viajaba con Г©l? ВїHabГ­a estado ella cuidando la torre? ВїQuГ© secretos escondГ­a?

ВїY a dГіnde iban?

Vesuvius volteГі hacia el vapor que salГ­a del ocГ©ano y despuГ©s de nuevo hacia el horizonte; sintiГі un ardor en la venas. No pudo evitar sentir que de alguna manera habГ­a sido engaГ±ado, que le habГ­an robado su victoria completa.

Mientras Vesuvius mГЎs pensaba en ello, mГЎs se daba cuenta de que algo estaba mal. Todo habГ­a sido muy conveniente. ExaminГі las violentas aguas debajo, las olas rompiendo contra las rocas, y el vapor que se elevaba, y entonces se dio cuenta de que nunca sabrГ­a la verdad. Nunca sabrГ­a si la Espada de Fuego en realidad se habГ­a hundido hasta el fondo; si habГ­a algo que no habГ­a descubierto; si en realidad habГ­a sido la espada correcta; y si Las Flamas realmente habГ­an sido bajadas para siempre.

Vesuvius, ardiendo en indignaciГіn, tomГі una decisiГіn: tenГ­a que perseguirlos. Nunca sabrГ­a la verdad hasta que los alcanzara. ВїHabГ­a otra torre secreta en otra parte? ВїHabГ­a otra espada?

Incluso si no la habГ­a, incluso si habГ­a hecho todo lo que necesitaba, Vesuvius era famoso por no dejar vГ­ctimas vivas; nunca. Г‰l siempre continuaba hasta darle muerte al Гєltimo hombre, y el ver a estos dos escapar de sus garras no le sentaba bien. SabГ­a que no podГ­a simplemente dejarlos ir.

Vesuvius mirГі las docenas de barcos que seguГ­an atados en la costa, abandonados, meciГ©ndose en las violentas aguas y casi como si lo esperaran. TomГі una decisiГіn inmediata.

“¡A los barcos!” le ordenó a su ejército de troles.

Todos al mismo tiempo empezaron a seguir sus Гіrdenes, bajando por la orilla rocosa y abordando los barcos. Vesuvius los siguiГі subiГ©ndose a la popa del Гєltimo barco.

Se dio la vuelta, levantГі su alabarda y cortГі la cuerda.

Un momento despuГ©s ya avanzaba junto con sus troles, todos ellos apretados en los barcos yВ  navegando por la legendaria BahГ­a de la Muerte. En alguna parte en el horizonte avanzaban Merk y la chica. Y Vesuvius no se detendrГ­a, sin importar lo lejos que tuviera que ir, hasta que ambos estuvieran muertos.




CAPГЌTULO OCHO


Merk se aferraba a la barandilla de la proa del pequeГ±o barco, con la hija del antiguo Rey Tarnis a su lado, y cada uno estaba perdido en su propio mundo mientras eran golpeados por las salvajes aguas de la BahГ­a de la Muerte. Merk miraba hacia las aguas negras espumosas y movidas por el viento y no pudo evitar preguntarse sobre la mujer que estaba a su lado. El misterio alrededor de ella solamente habГ­a crecido desde que dejaron la Torre de Kos y subieron a este barco hacia un lugar misterioso. Su mente estaba llena de preguntas para ella.

La hija de Tarnis. Era difГ­cil de creer para Merk. ВїQuГ© habГ­a estado haciendo aquГ­ al final del Dedo del Diablo y viviendo en la Torre de Kos? ВїSe escondГ­a? ВїEstaba exiliada? ВїEstaba siendo protegida? ВїDe quiГ©n?

Merk sintiГі que ella, con sus ojos translГєcidos, tez muy pГЎlida y aplomo imperturbable, era de otra raza. Pero si era verdad, Вїentonces quiГ©n era su madre? ВїPor quГ© habГ­a sido dejada sola para cuidar la Espada de Fuego en la Torre de Kos? ВїA dГіnde habГ­an ido todos los demГЎs?

Pero mГЎs importante aГєn, Вїa dГіnde lo llevaba?

Con una mano en el timГіn, ella dirigГ­a la nave hacia el horizonte y hacia un destino que Merk ni se podГ­a imaginar.

“Todavía no me has dicho hacia dónde vamos,” dijo él levantando la voz para que se escuchara sobre el viento.

A esto le siguiГі un silencio tan largo que Г©l se preguntГі si recibirГ­a respuesta.

“Al menos dime tu nombre,” añadió él al darse cuenta que no se habían presentado.

“Lorna,” respondió ella.

Lorna. Le agradГі escucharlo.

“Las Tres Dagas,” añadió ella volteando hacia él. “Ese es nuestro destino.”

Merk frunciГі el ceГ±o.

“¿Las Tres Dagas?” preguntó con sorpresa.

Ella simplemente mirГі hacia adelante.

Pero Merk se quedГі perplejo por la noticia. Las islas mГЎs remotas de todo Escalon, Las Tres Dagas, estaban tan profundo en la BahГ­a de la Muerte que Г©l no conocГ­a a nadie que hubiera viajado hasta ese lugar. Knossos, la legendaria isla y fortaleza, estaba en la Гєltima de ellas, y la leyenda decГ­a que ahГ­ se encontraban los guerreros mГЎs feroces de Escalon. Eran hombres que vivГ­an en una isla desolada de una penГ­nsula desolada, en la masa de agua mГЎs peligrosa que existГ­a. Los rumores decГ­an que los hombres eran tan rudos como el mar que los rodeaba. Merk nunca habГ­a conocido a ninguno en persona. Nadie lo habГ­a hecho. Eran mГЎs leyenda que reales.

“¿Ahí es a dónde fueron los Observadores?” preguntó él.

Lorna asintiГі.

“Esperan nuestra llegada,” dijo ella.

Merk se dio la vuelta esperando ver por Гєltima vez la Torre de Kos y, al hacerlo, su corazГіn de repente se detuvo con lo que vio: en el horizonte habГ­a docenas de barcos persiguiГ©ndolos a toda velocidad.

“Tenemos compañía,” dijo él.

Pero para su sorpresa, Lorna simplemente asintiГі sin siquiera darse la vuelta.

“Nos perseguirán hasta el fin del mundo,” dijo ella calmadamente.

Merk estaba confundido.

“¿Incluso después de hallar la Espada de Fuego?”

“En realidad no era la Espada lo que estaban buscando,” corrigió ella. “Era la destrucción; la destrucción de todos nosotros.”

“¿Y cuando nos alcancen?” preguntó Merk. “No podremos pelear solos contra un ejército de troles. Tampoco una pequeña isla de guerreros, sin importar lo fuertes que sean.”

Ella asintiГі aГєn sin perturbarse.

“Puede que muramos,” respondió ella. “Pero moriremos junto con nuestros compañeros Observadores, peleando por lo que es correcto. Quedan muchos secretos qué guardar.”

“¿Secretos?” preguntó él.

Pero ella guardГі silencio observando las aguas.

Estaba a punto de hacerle mГЎs preguntas cuando de repente una rГЎfaga de viento casi vuelca el barco. Merk cayГі boca abajo chocando contra un costado del casco y resbalando hasta la orilla.

Colgando, se aferrГі a la barandilla con las piernas hundidas en el agua, agua tan helada que sintiГі que morirГ­a congelado. Colgaba con una sola mano casi sumergido, y al mirar hacia atrГЎs sobre su hombro, su corazГіn se acelerГі al ver a un grupo de tiburones rojos acercГЎndose. SintiГі un terrible dolor mientras dientes se le sumergГ­an en la pantorrilla y mientras veГ­a sangre en el agua que sabГ­a era la suya.

Un momento despuГ©s Lorna se acercГі y golpeГі las aguas con su bastГіn; al hacerlo, una luz blanca y brillante se extendiГі por la superficie y los tiburones se dispersaron. En el mismo movimiento, lo tomГі de la mano y lo subiГі de nuevo al barco.

El barco se estabilizГі al pasar el viento y Merk se sentГі en la cubierta, mojado, frГ­o, respirando agitadamente y con un terrible dolor en la pantorrilla.

Lorna le examinГі la herida, arrancГі un pedazo de tela de su propia vestidura, y le envolviГі la pierna cubriendo la hemorragia.

“Me salvaste la vida,” dijo él lleno de gratitud. “Había docenas de esas cosas ahí. Me habrían matado.”

Ella lo mirГі con sus grandes e hipnotizantes ojos azul claro.

“Esas criaturas son la menor de tus preocupaciones aquí,” le dijo.

Siguieron navegando en silencio. Merk se puso de pie lentamente y mirГі hacia el horizonte, esta vez aferrГЎndose con ambas manos de la barandilla. ExaminГі el horizonte pero, sin importar cuanto lo intentaba, no veГ­a seГ±al de Las Tres Dagas. MirГі hacia abajo y estudiГі las aguas de la BahГ­a de la Muerte con un nuevo respeto y miedo. MirГі con cuidado y vio enjambres de pequeГ±os tiburones rojos bajo la superficie, apenas visibles y ocultos solo por las olas. Ahora sabГ­a que entrar en esas aguas significaba la muerte; y no pudo evitar pensar en quГ© otras criaturas vivirГ­an en esta masa de agua.

El silencio creciГі, interrumpido solo por el silbido del viento, y despuГ©s de que pasaron varias horas Merk, sintiГ©ndose desolado, necesitaba hablar.

“Lo que hiciste con ese bastón,” dijo Merk mirando a Lorna. “Nunca he visto nada parecido.”

Lorna no mostrГі expresiГіn alguna y siguiГі mirando hacia el horizonte.

“Háblame de ti,” presionó él.

Ella le dio una mirada, pero despuГ©s mirГі de nuevo hacia el horizonte.

“¿Qué te gustaría saber?” le preguntó.

“Cualquier cosa,” respondió. “Todo.”

Ella guardГі silencio por un largo rato hasta que finalmente dijo:

“Tú empieza.”

Merk la mirГі, sorprendido.

“¿Yo?” le preguntó. “¿Qué quieres saber?”

“Háblame de tu vida,” dijo ella. “Lo que sea que quieras decirme.”

Merk respirГі profundo mientras se daba la vuelta y miraba hacia el horizonte. No tenГ­a ningГєn deseo de hablar acerca de su vida.

Finalmente y al darse cuenta de que tenГ­an un largo camino por delante, suspirГі. SabГ­a que tendrГ­a que enfrentarse a sГ­ mismo tarde o temprano, incluso si no era placentero.

“He sido un asesino la mayor parte de mi vida,” dijo con arrepentimiento y mirando hacia el horizonte, con voz grave y llena de odio a sí mismo. “No me enorgullece. Pero era el mejor de todos. Era solicitado por reyes y reinas. Mis habilidades no tenían comparación.”

Merk guardГі silencio quedando atrapado en memorias de las que se arrepentГ­a, memorias que preferГ­a no recordar.

“¿Y ahora?” preguntó ella suavemente.

Merk se sintiГі agradecido al no detectar juicio en su voz como le pasaba al escuchar a otros. SuspirГі.

“Ahora,” dijo él, “ya dejé de serlo. Ya no soy esa persona. He jurado renunciar a la violencia, poner mis servicios en una buena causa. Pero aunque lo intento, no logro alejarme por completo. La violencia parece hallarme. Siempre parece haber una causa más.”

“¿Y cuál es tu causa?” preguntó ella.

Lo pensГі.

“Mi causa, al principio, era convertirme en Observador,” respondió. “Poner mi devoción a ese servicio; Proteger la Torre de Ur y proteger la Espada de Fuego. Cuando esta cayó, sentí que mi causa era llegar hasta la Torre de Kos y salvar la Espada.”

SuspirГі.

“Y ahora aquí estamos, navegando por la Bahía de la Muerte, con la Espada perdida, los troles persiguiéndonos y dirigiéndonos hacia una cadena de islas desiertas,” respondió Lorna con una sonrisa.

Merk frunciГі el ceГ±o sin parecerle divertido.

“He perdido mi causa,” dijo. “He perdido el propósito de mi vida. Ya no sé quién soy. Ya no sé a dónde voy.”

Lorna asintiГі.

“Ese es un buen lugar en el cual estar,” dijo ella. “La incertidumbre también significa posibilidades.”

Merk la mirГі, confundido. Estaba conmovido al ver que no lo condenaba. Cualquier otra persona que escuchara su historia lo pondrГ­a como el villano.

“Veo que no me juzgas,” observó él, sorprendido, “por quien soy.”

Lorna lo mirГі con ojos tan intensos que parecГ­a que estaba mirando hacia la luna.

“Eso era lo que tú eras,” lo corrigió. “No quien eres ahora. ¿Cómo puedo juzgarte por quien fuiste en el pasado? Yo solo juzgo al hombre que está frente a mí.”

Merk se sintiГі restaurado por su respuesta.

“¿Y quién soy yo ahora?” preguntó él, queriendo saber la respuesta y sin conocerla él mismo.

Ella lo mirГі.

“Veo a un buen guerrero,” respondió. “Un hombre desinteresado. Un hombre que quiere ayudar a otros. Y un hombre lleno de deseos. Veo a un hombre que está perdido. Un hombre que nunca ha llegado a conocerse.”

Merk pensГі en sus palabras y estas resonaron muy profundo en Г©l. SintiГі que todas eran verdad. Muy ciertas.

Hubo un largo silencio entre ellos mientras el bote se mecГ­a en las aguas, lentamente dirigiГ©ndose hacia el oeste. Merk mirГі hacia atrГЎs y vio que la flota de troles seguГ­a en el horizonte, aГєn a buena distancia.

“¿Y tú?” preguntó él finalmente. “Tú eres la hija de Tarnis, ¿verdad?”

Ella mirГі hacia el horizonte con ojos brillantes y, finalmente, asintiГі.

“Lo soy,” respondió ella.

Merk se quedГі perplejo al oГ­rlo.

“¿Entonces por qué estás aquí?” le preguntó.

Ella suspirГі.

“He estado escondida aquí desde que era muy joven.”

“¿Pero por qué?” presionó él.

Ella se encogiГі de hombros.

“Supongo que era muy peligroso mantenerme en la capital. Las personas no debían saber que yo era la hija ilegítima del Rey. Era más seguro aquí.”

“¿Más seguro?” preguntó él. “¿En el fin del mundo?”

“Me dieron un secreto para guardar,” explicó ella. “Más importante incluso que el reino de Escalon.”

Su corazГіn se acelerГі al preguntarse quГ© podrГ­a ser.

“¿Me lo dirías?” preguntó él.

Pero Lorna se dio la vuelta lentamente y apuntГі hacia adelante. Merk siguiГі su mirada y ahГ­, en el horizonte, el sol brillaba sobre tres islas desiertas que emergГ­an del ocГ©ano, la Гєltima siendo una fortaleza de roca sГіlida. Era el lugar mГЎs desolado pero al mismo tiempo hermoso que Merk jamГЎs habГ­a visto. Este era un lugar lo suficientemente alejado como para mantener todos los secretos de la magia y el poder.

“Bienvenido,” dijo Lorna, “a Knossos.”




CAPГЌTULO NUEVE


Duncan corrГ­a solo por las calles de Andros tratando de ignorar el dolor en sus tobillos y muГ±ecas, impulsado por la adrenalina al pensar solo en una cosa: salvar a Kyra. Su grito por ayuda le hacГ­a eco en su cabeza, en su alma, y le hacГ­a olvidar sus heridas mientras corrГ­a sudando por las calles hacia el origen del sonido.

Duncan giraba y pasaba por los angostos callejones de Andros sabiendo que Kyra estaba justo detrГЎs de ese grueso muro de piedra. Los dragones volaban todo en derredor incendiando calle tras calle, con un calor emanando de las paredes tan tremendo que Duncan podГ­a sentirlo hasta en el otro extremo del muro. Esperaba y rogaba por que no bajaran hacia su callejГіn o entonces estarГ­a perdido.

Pero a pesar del dolor, Duncan no se detuvo. Tampoco se dio la vuelta. No podГ­a. Impulsado por su instinto paternal, fГ­sicamente no podГ­a ir a ninguna otra parte mГЎs que hacia el sonido de su hija. Le pasГі por la mente que se estaba dirigiendo hacia su muerte y que perderГ­a cualquier oportunidad de escapar; pero no se detuvo. Su hija estaba atrapada, y esto era todo lo que le importaba ahora.

“¡NO!” escuchó el grito.

Duncan sintiГі un escalofrГ­o. AhГ­ estaba de nuevo, su grito, y su corazГіn dio un sobresalto al escucharlo. CorriГі mГЎs rГЎpido y con todas sus fuerzas al dar vuelta en otro callejГіn.

Finalmente y dando vuelta de nuevo, pasГі por un pequeГ±o y bajo arco de piedra y el cielo se abriГі delante de Г©l.

Duncan llegГі a una explanada, y estando en el borde, se quedГі impactado con lo que vio frente a Г©l. Las llamas llenaban el otro lado del patio mientras los dragones volaban por encima de Г©l y, debajo de una saliente de piedra y apenas protegida de todo el fuego, estaba su hija.

Kyra.

AhГ­ estaba y seguГ­a con vida.

Pero incluso mГЎs impactante que verla con vida fue el ver al bebГ© dragГіn a su lado. Duncan lo miraba sin entender. Al principio asumiГі que Kyra estaba tratando de matar a un dragГіn que habГ­a caГ­do del cielo. Pero entonces vio que el dragГіn estaba atrapado por una roca. Se confundiГі mГЎs al ver que Kyra trataba de empujarla. Se preguntГі quГ© es lo que intentaba hacer. ВїLiberar a un dragГі? ВїPor quГ©?

“¡Kyra!” gritó.

Duncan corriГі por el patio abierto esquivando las columnas de fuego, esquivando las garras de un dragГіn, y avanzando hasta que llegГі al lado de su hija.

Mientras lo hacГ­a, Kyra mirГі hacia arriba y se quedГі impactada. DespuГ©s regocijada.

“¡Padre!” gritó.

CorriГі hacia sus brazos y Duncan la tomГі regresГЎndole el abrazo. Mientras la abrazaba, se sintiГі restaurado y como si parte de Г©l hubiera regresado.

LГЎgrimas de alegrГ­a cayeron por sus mejillas. Apenas podГ­a creer que Kyra estaba aquГ­ y viva.

Se abrazaron fuertemente y Г©l se sintiГі aliviado al ver que, aunque temblaba, su hija estaba bien.

Recordando, la hizo hacia un lado, sacГі su espada, la levantГі, y se preparГі para cortar la cabeza del dragГіn para proteger a su hija.

“¡No!” gritó Kyra.

Duncan se sorprendiГі al ver que se acercaba y lo tomaba de la muГ±eca con una fuerza sorprendente y evitando que terminara su golpe. Esta no era la hija dГіcil que habГ­a dejado atrГЎs en Volis; ahora claramente era una guerrera.

Duncan la mirГі, desconcertado.

“No lo lastimes,” le ordenó ella con voz confiada, voz de guerrero. “Theon es mi amigo.”

Duncan la mirГі, perplejo.

“¿Tu amigo?” le preguntó. “¿Un dragón?”

“Por favor, Padre,” dijo ella, “no hay tiempo para explicar. Ayúdanos. Está atrapado y no puedo mover esta piedra sola.”

Duncan, tan impactado como estaba, confiГі en ella. GuardГі su espada, se puso a su lado, y empujГі la piedra con todas sus fuerzas. Pero sin importar cuГЎnto lo intentaba, no podГ­a moverla.

“Es muy pesada,” dijo él. “No puedo. Lo siento.”

De repente, escuchГі el sonido de armaduras detrГЎs de Г©l y se emocionГі al darse la vuelta y ver a Aidan, Anvin, Cassandra, y Blanco acercГЎndose. HabГ­an regresado por Г©l y de nuevo estaban arriesgando sus vidas.

Sin dudar, corrieron juntos hacia la piedra y empezaron a empujar.

Se moviГі un poco, pero aГєn no pudieron quitarla.

Se escuchГі una respiraciГіn agitada y Duncan vio que llegaba Motley detrГЎs de ellos tratando de recuperar el aliento. Se les uniГі poniendo todo su peso en la piedra; y esta vez empezГі a rodar. Motley, el actor, el tonto con sobrepeso, del que nadie esperaba nada, hizo la diferencia en poder quitar la piedra de encima del dragГіn.

Con un Гєltimo esfuerzo, la piedra cayГі al suelo levantando una nube de polvo y el dragГіn quedГі libre.

Theon se puso de pie y rugiГі arqueando la espalda y extendiendo sus garras. Furioso, mirГі hacia el cielo. Un gran dragГіn morado los habГ­a visto y se dirigГ­a hacia ellos, y Theon, sin detenerse, saltГі en el aire abriendo su mandГ­bula y volГі directamente hacia arriba, mordiendo la suave yugular del desprevenido dragГіn.

Theon se aferrГі con toda su fuerza. El inmenso dragГіn chillГі furioso al haber sido tomado con la guardia baja, claramente no esperando mucho del bebГ© dragГіn, y los dos juntos chocaron contra un muro de piedra del otro lado del patio.

Duncan y los otros se quedaron estupefactos mientras Theon peleaba con el dragГіn, rehusГЎndose a soltarlo y atrapГЎndolo al extremo del patio. Theon se retorcГ­a y gruГ±Г­a con ferocidad, y no se soltГі hasta que el dragГіn mГЎs grande finalmente dejГі de moverse.

Por un momento todos respiraron aliviados.

“¡Kyra!” gritó Aidan.

Kyra mirГі hacia abajo y vio a su pequeГ±o hermano, y Duncan mirГі con alegrГ­a mientras Aidan corrГ­a hacia los brazos de Kyra. Ella lo abrazГі mientras Blanco saltaba junto a ellos claramente emocionado.

“Mi hermano,” dijo Kyra con los ojos llenos de lágrimas. “Estás vivo.”

Duncan pudo escuchar el alivio en su voz.

Los ojos de Aidan de repente se llenaron de tristeza.

“Brandon y Braxton están muertos,” le informó a Kyra.

Kyra se puso pГЎlida. Se dio la vuelta y mirГі hacia Duncan, y Г©l asintiГі de manera solemne.

De repente, Theon volГі y se posГі junto a ellos, agitando sus alas e indicГЎndole a Kyra que se subiera a su espalda. Duncan escuchГі los rugidos en las alturas y vio que ya todos volaban en cГ­rculos preparГЎndose para bajar.

Para la sorpresa de Duncan, Kyra se montГі en Theon. AhГ­ estaba, sentada en un dragГіn, fuerte, feroz, con el porte de un gran guerrero. Ya no existГ­a la chica que habГ­a conocido; habГ­a sido reemplazada por una orgullosa guerrera, una mujer que podrГ­a comandar a legiones. Nunca antes se habГ­a sentido tan orgulloso.

“No tenemos tiempo. Vengan conmigo,” les dijo ella. “Todos. Ahora.”

Se miraron entre ellos con sorpresa y Duncan sintiГі un hueco en el estГіmago con la idea de montar un dragГіn, especialmente uno que les estaba gruГ±endo.

“¡Apresúrense!” dijo ella.

Duncan, viendo que la manada de dragones bajaba y no teniendo otra opciГіn, actuГі inmediatamente. Se apresurГі junto con Aidan, Anvin, Motley, Cassandra, Septin y Blanco subiendo en la espalda del dragГіn.

Se aferrГі a las pesadas y ancestrales escamas, maravillГЎndose al ver que realmente estaba sobre un dragГіn. Era como un sueГ±o.

Se sostuvo con todas sus fuerzas mientras el dragГіn se elevaba. Su estГіmago se sintiГі ligero y apenas pudo creer lo que sentГ­a. Estaba volando por primera vez en su vida, por encima de las calles y con una velocidad que nunca habГ­a experimentado.

Theon, mГЎs rГЎpido que los demГЎs, volГі dando vueltas tan rГЎpido que los demГЎs dragones no pudieron alcanzarlo en medio de la confusiГіn y el humo de la ciudad. Duncan se sorprendiГі al ver la ciudad desde arriba, al ver los techos de los edificios y las calles que se asemejaban a un laberinto.

Kyra dirigГ­a a Theon de manera asombrosa, y Duncan se sintiГі orgulloso de su hija y sorprendido de que pudiera manejar a una bestia como esta. En solo unos momentos ya estaban libres en cielo abierto, mГЎs allГЎ de los muros de la capital y volando por el campo.

“¡Debemos ir al sur!” gritó Anvin. “Ahí hay formaciones rocosas más allá del perímetro de la capital. ¡Nuestros hombres nos esperan! Se han retirado hacia ese lugar.”

Kyra guiaba a Theon y pronto ya se dirigГ­an al sur hacia una gran saliente rocosa en el horizonte. Duncan vio los cientos de enormes rocas marcadas por pequeГ±as cuevas en el interior al sur de las murallas de la capital.

Al acercarse, Duncan vio las armaduras y armas dentro de las cuevas brillando con la luz del desierto, y su corazГіn se animГі al ver a cientos de sus hombres esperГЎndolo en las cuevas en este punto de encuentro.

Mientras Kyra guiaba a Theon hacia abajo, aterrizaron en la entrada de una inmensa cueva. Duncan pudo ver el temor en los rostros de los hombres abajo y cГіmo se preparaban para el ataque al ver que el dragГіn se acercaba. Pero entonces pudieron ver a Kyra y a los otros en su espalda, y sus expresiones cambiaron a asombro. Bajaron la guardia.

Duncan desmontГі y corriГі para recibir a sus hombres, feliz de ver que seguГ­an con vida. AhГ­ estaban Kavos y Bramthos, Seavig y Arthfael, hombres que habГ­an arriesgado sus vidas por Г©l y hombres que pensГі no volverГ­a a ver.

Duncan volteГіВ  hacia Kyra y se sorprendiГі al ver que no habГ­a desmontado como los demГЎs.

“¿Por qué sigues sentada ahí?” le preguntó. “¿No vienes con nosotros?”

Pero Kyra se quedГі sentada, con su espalda erguida y orgullosa, y negГі solemnemente.

“No puedo, Padre. Tengo un asunto solemne en otra parte. Lo hago por Escalon.”

Duncan le devolviГі la mirada, desconcertado, maravillado por la fuerte guerrera en que se habГ­a convertido su hija.

“¿Pero dónde?” preguntó Duncan. “¿Qué es más importante que estar a nuestro lado?”

Ella dudГі.

“Marda,” respondió.

Duncan sintiГі un escalofrГ­o al escuchar esa palabra.

“¿Marda?” Dijo casi sin aliento. “¿Tú? ¿Sola? ¡Nunca regresarás!”

Ella asintiГі y Г©l pudo ver en sus ojos que ella ya lo sabГ­a.

“Juré que iría,” respondió, “y no puedo abandonar mi misión. Ahora que estás seguro, el deber me llama. Padre, ¿no me has enseñado siempre que el deber es primero?”

Duncan sintiГі que su corazГіn se hincho de orgullo al escucharla. Dio un paso hacia adelante, estirГі los brazos y la abrazГі fuertemente mientras los hombres se acercaban.

“Kyra, mi hija. Tú eres la mejor parte de mi alma.”

Г‰l vio que sus ojos se le llenaron de lГЎgrimas y que asentГ­a, mГЎs fuerte y mГЎs poderosa y sin los sentimientos que solГ­a tener. Ella le dio una pequeГ±a patada a Theon y este le elevГі en el aire. Kyra ella volГі orgullosa en su espalda mГЎs y mГЎs alto en el cielo.

El corazГіn de Duncan se partiГі al verla partir hacia el norte, preguntГЎndose si alguna vez la volverГ­a a ver mientras ella volaba hacia la negrura de Marda.




CAPГЌTULO DIEZ


Kyra se inclinaba hacia adelante aferrГЎndose de las escamas de Theon mientras volaban, sosteniГ©ndose firmemente y sintiendo el viento en su cabello. Entraban y salГ­an de las nubes y sus manos le temblaban por la humedad y el frГ­o, pero Kyra lo ignoraba mientras atravesaban Escalon en su camino a Marda. Nada la detendrГ­a ahora.

La mente de Kyra estaba llena de todo lo que acababa de pasar y aГєn trataba de procesarlo. RecordГі a su padre y estaba feliz al pensar que estaba seguro con sus hombres a las afueras de Andros. SintiГі una gran satisfacciГіn. Ya habГ­a estado a punto de morir varias veces por tratar de llegar hasta Г©l, y le habГ­an advertido que morirГ­a si lo intentaba. Pero no se habГ­a rendido ya que podГ­a sentir en su corazГіn que Г©l la necesitaba. HabГ­a aprendido una valiosa lecciГіn: siempre confiar en sus instintos sin importar cuГЎntas personas le dijeran que no lo hiciera.

Al reflexionar en ello, se dio cuenta de que esto era precisamente por lo que Alva le habГ­a dicho que no fuera: era una prueba. HabГ­a sido claro al decirle que morirГ­a si regresaba por su padre ya que Г©l querГ­a ver su resoluciГіn y probar su valentГ­a. Todo el tiempo habГ­a sabido que ella sobrevivirГ­a. QuerГ­a saber si ella irГ­a a la batalla aun sabiendo que iba a morir.

Pero al mismo tiempo, su padre la habГ­a salvado; si no hubiera llegado en ese preciso momento, Theon seguirГ­a atrapado bajo esa piedra y ella seguramente estarГ­a muerta. El pensar que su padre habГ­a sacrificado todo por ella le levantГі el ГЎnimo. No pudo evitar las lГЎgrimas en sus ojos al pensar que Г©l se habГ­a enfrentado a las llamas, los dragones y la muerte; todo por ella.

Kyra sonriГі al pensar en su hermano, Aidan, feliz de saber que tambiГ©n estaba sano y salvo. PensГі en sus dos hermanos muertos, y a pesar de los problemas y rivalidades que habГ­an tenido, sintiГі dolor. Deseaba haber podido estar ahГ­ para protegerlos.

Kyra pensГі en Andros, la que una vez habГ­a sido una gran capital ahora convertida en una caldera, y su corazГіn se desplomГі. ВїVolverГ­a a tener Escalon su antigua gloria?

HabГ­an pasado tantas cosas al mismo tiempo que Kyra apenas podГ­a procesarlo. Era como si el mundo estuviera girando debajo de ella, como si la Гєnica constante fuera el cambio.

Kyra tratГі de sacarlo todo de su mente y enfocarse en el viaje por delante: Marda. Kyra se llenГі de un nuevo sentido de propГіsito mientras volaba, ansiosa por llegar y encontrar el BastГіn de la Verdad. BajГі por entre las nubes y tratГі de ver terrenos familiares, tratando de ver quГ© tan cerca estaba de la frontera y de Las Flamas. Al analizar el paisaje, su corazГіn decayГі al ver lo que le habГ­a sucedido a su paГ­s: vio una tierra destrozada, llena de cicatrices y quemada por las llamas. Vio fortalezas completas destrozadas, aunque no sabГ­a si habГ­an sido soldados Pandesianos, o troles merodeadores, o furiosos dragones. Vio una tierra tan arrasada que no se parecГ­a al lugar que una vez habГ­a conocido y amado. Era difГ­cil creerlo. El Escalon que ella conocГ­a ya no existГ­a.

Para ella todo fue surreal y era difГ­cil de imaginar que tal cambio hubiera llegado tan drГЎstica y rГЎpidamente. La hizo pensar. ВїQuГ© habrГ­a pasado si en esa noche nevada nunca se hubiera encontrado al herido Theos? ВїHabrГ­a sido diferente el destino de Escalon?

ВїO habГ­a sido todo predestinado? ВїEra ella la responsable de todo esto, de todo lo que miraba ahГ­ abajo? ВїO habГ­a sido ella solo el medio? ВїHabrГ­a todo esto pasado de alguna otra forma?

Kyra deseaba con desesperaciГіn el poder bajar y quedarse en Escalon y pelear en la guerra contra los Pandesianos, contra los troles, y ayudar a arreglar todo lo que pudiera. Pero, a pesar de un sentimiento de temor por lo que se avecinaba, se obligГі a mirar hacia adelante y mantenerse enfocada en su misiГіn, en volar hacia el norte y en algГєn lugar hacia la oscuridad de Marda.

Kyra se estremeciГі. SabГ­a que este era un viaje hacia la mismГ­sima esencia de la oscuridad. Para ella, Marda siempre habГ­a sido un lugar de leyenda, un lugar de maldad, fuera de los lГ­mites, un lugar al que nadie se atrevГ­a a visitar. Por el contrario, era un lugar que debГ­a mantenerse alejado del mundo, encerrado, un lugar que hacГ­a que las personas le agradecieran todos los dГ­as al universo por tener Las Llamas. Ahora, increГ­blemente, era un lugar al que ella se dirigГ­a.

Por un lado, esto era una locura. Pero por el otro, la madre de Kyra la habГ­a enviado allГ­, y muy en su interior sentГ­a que su misiГіn era importante. SentГ­a que Marda era el lugar en el que debГ­a estar; en donde estaba su prueba final. AhГ­ estaba el BastГіn de la Verdad y solo ella podГ­a recuperarlo. Era una locura, pero ella ya podГ­a sentir que el bastГіn la invocaba y llamaba como a un viejo amigo.

Aun asГ­ Kyra, por primera vez desde que podГ­a recordar, sintiГі una oleada de dudas que la abrumГі. ВїEra lo suficientemente fuerte para esto? ВїSobrevivirГ­a en Marda, un lugar al que ni los hombres de su padre se atrevГ­an a ir? SintiГі una batalla desarrollarse dentro de su alma. Todo en su interior le decГ­a que el ir a Marda era igual que ir hacia su muerte. Y ella no deseaba morir.

Kyra tratГі de obligarse a ser fuerte y a no desviarse de su camino. SabГ­a que este era un viaje que tenГ­a que realizar, y sabГ­a que no debГ­a acobardarse ahora que era necesitada. TratГі de no pensar en los horrores que le esperaban del otro lado de Las Flamas. Una naciГіn de troles. Volcanes, lava, ceniza. Una naciГіn de maldad y hechicerГ­a. Criaturas inimaginables y monstruos. TratГі de no recordar las historias que habГ­a escuchado cuando era niГ±a. Un lugar en el que las personas se destrozaban por diversiГіn y gobernado por su lГ­der demonГ­aco, Vesuvius. Una naciГіn que vivГ­a para ver sangre y crueldad.

Bajaron por entre las nubes por un momento y Kyra pudo ver que pasaban sobre la esquina noreste de Escalon. Su corazГіn se acelerГі al empezar a reconocer el paisaje: Volis. Vio las colinas de su pueblo natal, una vez hermosas, ahora una costra de lo que antes eran. Su corazГіn decayГі con la imagen. En la distancia estaba la fortaleza de su padre ahora en ruinas. Era un gran montГіn de escombros en los que se veГ­an cadГЎveres en posiciones no naturales, visibles incluso desde ahГ­ arriba, y que miraban hacia el cielo como preguntГЎndole a Kyra por quГ© habГ­a permitido que les pasara esto.

Kyra cerrГі los ojos y tratГі de alejar la imagen de su mente; pero no pudo hacerlo. Fue muy difГ­cil el volar sobre este lugar que habГ­a significado tanto para ella. MirГі hacia adelante, hacia Marda, y sabГ­a que debГ­a continuar su viaje. Pero algo dentro de ella le decГ­a que debГ­a visitar su antiguo hogar. TendГ­a que detenerse y verlo por sГ­ misma antes de dejar Escalon en lo que podrГ­a ser su Гєltimo viaje.

Kyra le indicГі a Theon que bajara y pudo sentir que este se resistГ­a; como si Г©l tambiГ©n sintiera que debГ­a continuar su misiГіn hacia Marda. Pero al final cediГі.

Bajaron y aterrizaron en lo que antes era Volis, lo que antes habГ­a sido una fortaleza llena de vida: niГ±os, baile, canciones, el olor de la comida, y los orgullosos guerreros de su padre marchando de un lado a otro. Kyra sintiГі que perdГ­a el aliento al empezar a caminar. DejГі salir un grito involuntario. No quedaba nada. Solo quedaban escombros y un silencio opresivo solamente interrumpido por la respiraciГіn agitada de Theon, de sus garras araГ±ando el suelo como si Г©l tambiГ©n estuviera molesto y deseoso de irse. No podГ­a culparlo; este pueblo era una tumba.

La grava crujГ­a bajo las botas de Kyra mientras caminaba por el lugar, con rГЎfagas de viento provenientes de las desoladas planicies que rodeaban la fortaleza. VolteГі hacia todos lados, necesitando ver pero al mismo tiempo queriendo apartar la mirada: era como una pesadilla. AhГ­ estaba la calle de los comerciantes, ahora nada mГЎs que una pila de escombros carbonizados. Del otro lado estaba la armerГ­a, ahora completamente destruida y convertida en un montГіn de piedras y con la puerta principal derrumbada. Delante de ella estaba el inmenso fuerte en el que su padre habГ­a tenido tantos banquetes, el que habГ­a sido su hogar, pero ahora convertido en ruinas y con solo algunas murallas en pie. La puerta estaba abierta como invitando al mundo a entrar a ver lo que alguna vez habГ­a sido.




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